|
|
Fuente: www.puntofinal.cl (N. 590, abril, 2005)
El canto del cisne
Celulosa Arauco desafía al país
por Patricia Bravo
Aunque el informe definitivo de la Universidad Austral de Chile (Uach) confirmó que la planta Valdivia de Celulosa Arauco (Celco) es responsable del desastre ambiental del santuario de la naturaleza Carlos Andwanter -como sostuvieron desde el comienzo sectores ecologistas y ciudadanos- la empresa sigue funcionando y aumentando sus ganancias a costa de un humedal que debería ser resguardado y de la salud de las personas que el Estado tiene el deber
|
|
|
de proteger. Una vez más el gobierno desoye la voz de la "gente" y se inclina respetuosamente ante el poder económico, en este caso del multimillonario grupo Angelini, propietario de Celulosa Arauco.
El informe final de la Uach, entregado con un mes y medio de retraso, es muy claro. Señala que los análisis efectuados en el agua y sedimentos del río Cruces revelan la existencia de concentraciones más altas de lo permitido por la norma ambiental tanto de fierro, manganeso y aluminio, como de metales pesados altamente tóxicos para los seres vivos. Según se precisa, el fierro es la principal causa de disminución y desaparecimiento del luchecillo, alimento primario de los cisnes de cuello negro. Carente de alimentos, la población de cisnes se redujo de cinco mil a 220 ejemplares, por emigración o muerte. En los estudios se detectó acumulación de fierro en los tejidos de las algas y en el hígado de los cisnes, taguas y tagüitas, aves acuáticas que también están siendo diezmadas por la contaminación. Además, el exceso de fierro es la causa del color marrón que han adquirido las aguas, fenómeno que se extiende hasta los estuarios de los ríos Calle-Calle y Valdivia.
El informe de la Universidad Austral concluye que los metales pesados detectados en el santuario "provienen de la actividad industrial de Celco". Y agrega que "el aporte de las cargas de químicos de Celco a la carga natural del santuario es significativo, cambiando la calidad del agua aguas abajo de su efluente", es decir, del lugar en que la planta de celulosa descarga sus riles en el río Cruces, 30 kilómetros más arriba del santuario. Estos riles también contienen sulfatos, cloratos y cloruros, que a la vez dan origen a dioxinas, las sustancias químicas más tóxicas conocidas hasta ahora.
Otra constatación que expone el informe es que los cambios registrados en el ecosistema comenzaron en marzo-abril de 2004, lo que "coincide con el inicio de las actividades industriales de Celco".
En su informe, los profesionales de la Uach dejan planteada "una incógnita". En la investigación detectaron, entre otros, un aporte diario de Celco a las aguas del río de 295 kilogramos de hierro soluble entre abril y diciembre de 2004. Sin embargo, en los informes entregados por la empresa a las autoridades ambientales, en ese lapso se da cuenta de un aporte promedio aproximado de sólo 5 kilógrarnos de hierro al día. Es evidente que la empresa falseó los datos y que las autoridades no se tomaron la molestia de comprobarlos. 0 sea, fiscalización cero, a pesar que la directora ejecutiva de Conama, Paulina Saball, dice lo contrario.
¿HASTA CUANDO?
Desde que en octubre del año pasado la agrupación Acción por los Cisnes y otras organizaciones comenzaron a pedir medidas para frenar la muerte de los cisnes y el evidente daño que Celulosa Arauco estaba provocando en el ecosistema de río Cruces, se exigieron "pruebas". Salvo el cierre temporal de la planta Valdivia por menos de un mes, en enero de este afio, toda eventual acción de parte de las autoridades quedó a la espera del resultado del estudio científico que Conama encargó a la Universidad Austral de Valdivia. El mismo ritmo de espera contagió a los tribunales.
Solamente cuando se conoció el informe, la Corte de Apelaciones de Valdivia acogió un recurso de protección contra la planta de Celco presentado el 15 de enero por representantes de Acción por los Cisnes. Así, el 18 de abril se determinó la paralización de actividades de Celulosa, hasta que la empresa someta al sistema de evaluación de impacto ambiental las modificaciones efectuadas con posterioridad a la autorización obtenida en 1998 y hasta que éstas sean aprobadas por la Corema X Región. De hecho, Celulosa cometió 19 irregularidades y aumentó su producción anual de 550 a 700 toneladas, sin contar con un nuevo estudio de impacto ambiental.
Como era de esperar, Celco niega su responsabilidad en el daño ambiental y apeló ante la Corte Suprema por el fallo de la Corte de Apelaciones de Valdivia. Cualquiera sea la resolución final de la justicia, este recurso permite a la empresa ganar tiempo para seguir funcionando y contaminando. Celco descalificó el estudio de la Uach, señalando que sus conclusiones "carecen de sustento".
El movimiento ciudadano .y ambientalista, cohesionado en torno a la Coordinadora por la Defensa del Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter -que funciona en Valdivia y Santiago-, reclama una respuesta del gobierno. A su juicio, eso debió suceder apenas se conocieron los resultados del informe solicitado por la Comisión Nacional del Medio Ambiente, la que sin ejercer sus atribuciones, traspasó las decisiones al Consejo de Defensa del Estado (CDE) al que solicitó presentar una querella por daño ambiental en contra de quienes resulten responsables. "Le pido al CDE que analice los antecedentes para ver si requiere una acción de reparación, invocando el daño ambiental", dijo Saball. ¿Y mientras, qué? Nuevamente, Celco gana tiempo.
Con diversas acciones de denuncia, la Coordinadora por la Defensa del Santuario de la Naturaleza exige que la Corema X Región haga uso de sus facultades y disponga el cierre inmediato de la planta Valdivia. En Santiago, un grupo de dirigentes y miembros de diversas organizaciones -Greenpeace, Rap-Al, Olca, Océanal Fundación Terram, Instituto de Ecología Política y Chile Sustentable, entre otras- hizo una manifestación frente a La Moneda. En esa ocasión, María Elena Rozas, de Rap-AL; Gonzalo Villarino, de Greenpeace, y Lucio Cuenca, de Olca, entregaron una carta al presidente Ricardo Lagos. Plantean que la solicitud de un proceso judicial por daño ambiental presentada por la directora de Conama está orientada en el sentido correcto, aunque la califican de "tardía e insuficiente. Considerando que el daño ambiental continúa produciéndose, y dada la experiencia de largos procesos judiciales incompatibles con la urgencia requerida para detener este crimen ambiental, sólo hay un camino viable, la revocación de la resolución de calificación ambiental y el cierre definitivo -ahora- de las actividades de Celulosa Arauco. Esta es la única forma de evitar el total deterioro del ecosistema protegido por la Convención Ramsar". Durante la protesta, los voceros del grupo enfatizaron que la recuperación del ecosistema del santuario sólo se podrá iniciar con la paralización de la planta. La Coordinadora realizó otra acción de protesta a las puertas de las oficinas de Celco en Santiago. Volcaron barriles de agua sucia y cisnes muertos (de utilería) en el suelo, para evidenciar el daño que ha causado la empresa. Lucio Cuenca, de Olca, dijo que Celulosa Arauco debía asumir su responsabilidad y reiteró la petición al gobierno de revocar el permiso ambiental, para que paralice la planta Valdivia: "Queremos que efectivamente las instituciones funcionen, como dice el presidente de la República".
Pero hasta ahora no funcionan. Y mientras sigue contaminando, la empresa de Anacleto Angelini prepara su contraofensiva. Recursos no le faltan, y experiencia en conflictos ambientales y sociales tiene de sobra.
PATRICIA BRAVO
Santiago, abril de 2005
|
|
|